¿De qué lado estás?
Mariló y yo siempre hemos «discutido» sobre qué luz es mejor para las fotos de producto. Mientras ella adora la luz natural por su autenticidad, yo soy fan de la luz artificial por el control que me da. Pero la realidad es que, cuando dominas la iluminación, la diferencia entre ambas casi se desvanece. Y sí, aunque la luz artificial intenta replicar la natural, lo que se busca al final es que las fotos se vean tan bien que te preguntes: «¿Sabrías decirme si esta foto está hecha con luz natural o artificial?»
La luz natural tiene un encanto especial. No necesitas nada más que una ventana y el sol de tu lado para capturar imágenes con ese toque real y relajado. Mariló dice que le encanta fotografiar productos por la mañana, cuando la luz es suave y dorada. El único «pero» es que dependes de factores incontrolables como el clima o la hora del día. No es ideal si necesitas consistencia en todas las tomas o si tu sesión dura más de unas horas.
Claro, hay que estar preparado para adaptarse a lo que el día te ofrece, y si necesitas consistencia en todas las tomas, puede que no sea lo ideal. Para más consejos sobre cómo optimizar tus fotos sin gastar mucho, puedes consultar nuestro post «Cómo crear fotos de producto atractivas con un presupuesto limitado«.
En mi caso, prefiero la luz artificial porque puedo tener todo bajo control. No importa si es de día o de noche, la luz artificial me permite ajustar cada detalle de la escena. Y aunque al principio parece un poco intimidante, una vez que dominas las luces, puedes recrear perfectamente la sensación de la luz natural sin depender de las condiciones externas. Es una opción perfecta si necesitas fotos consistentes y quieres destacar detalles específicos, como texturas o colores en productos de belleza o tecnología.
Lo más interesante es que cuando controlas bien la iluminación, ¡es difícil notar la diferencia! Al final del día, la luz artificial busca imitar la natural para crear fotos que se sientan reales, y cuando lo logras, nadie puede decir si es artificial o natural. Eso es lo que todos buscamos como fotógrafos: la capacidad de moldear la luz a nuestro favor, sin importar de dónde venga.
La verdad es que no tienes que elegir una sola. Aprender a manejar ambas luces te hace más versátil. Mariló y yo lo hacemos constantemente: a veces usamos la luz natural para darle autenticidad al producto, y otras veces añadimos un toque de luz artificial para controlar esos detalles que no queremos dejar al azar.
No hay una respuesta correcta. La clave está en lo que quieras lograr con tus fotos. La luz natural es romántica y auténtica, mientras que la luz artificial te da control absoluto. Pero al final, lo que importa es que tus fotos conecten con tus clientes y destaquen lo mejor de tu producto, sin importar cómo las ilumines.
Somos Manuela y Mariló, amigas y fotógrafas apasionadas con más de 10 años de experiencia. Nos encanta compartir lo que sabemos sobre fotografía de producto, desde la iluminación, el atrezzo, la edición, la composición, hasta cómo optimizar tus imágenes para redes sociales y Google. Te ayudamos a mejorar cada aspecto visual de tu negocio con consejos prácticos, fáciles de aplicar y que conectan con tu audiencia. ¡Juntas te acompañamos en cada paso para que tus fotos no solo luzcan bien, sino que también vendan!
Un comentario
Genial artículo que te hace pensar…
¿Algún consejo de iluminación artificial para que no se nos haga un muro a la hora de pensar en usarla? ¿Hay alguna forma sencilla de empezar?
Gracias!!